Desde hace unos años, cuando vamos a León a pasar la cena de Nochebuena con la familia de mi madre en vez de venir Papá Noel a traernos los regalos, viene el Olentzero. Como este año Ainara se va enterando un poco más de que va todo este "tinglao" de la Navidad... Os vamos a contar la leyenda del Olentzero por si la quereis hacer vuestra también y conseguimos desterrar al gringo de Santa Claus de una vez por todas...
Allá va:
Hubo una vez, hace muchos muchos años, en los profundos bosques del País Vasco, un hada muy hermosa viviendo allí. Su cabellera era amarilla como el sol y sus ojos eran muy brillantes. Como todas las hadas, ella cuidaba de la gente y siempre estaba acompañada por unas criaturas pequeñitas y divertidas (llamadas Prakagorri o "pantalones rojos"), que la ayudaban en su trabajo.
Un día, cuando ella iba viajando a través de las montañas, se detuvo para peinar sus cabellos junto a una fuente. De repente, los Prakagorris le dijeron que algo se estaba moviendo entre los helechos. El hada continuó peinando y peinando sus rizados cabellos y no se dió cuenta de nada hasta que los Prakagorris gritaron llamando su atención.
"ES UN BEBÉ HUMANO," dijo el más viejo de los duendes.
"¿Por qué lo dejaron aquí?" se preguntaron los Prakagorris.
"Yo no sé," dijo el hada, "es difícil de comprender como hay humanos que pueden ser tan desalmados algunas veces. Desde ahora," le dijo el hada al bebé, "tu nombre será Olentzero, porque haberte encontrado ha sido algo maravilloso. Además te daré tres regalos, la fuerza, el coraje y el amor, por todo el tiempo que vivas."
Entonces el hada tomó al bebé y lo llevó a una vieja casa en el límite del bosque donde vivían un hombre y su mujer que no tenían niños.
"Ellos estarán muy felices de recibir este bebé y lo cuidarán muy bien, lo sé" dijo el hada, y dejó al niño allí en frente de la puerta de su vieja casa.
Muy temprano en la mañana, cuando el sol comenzaba a salir, el hombre salió de la casa para ordeñar a las vacas. Y sorprendido al ver allí a un bebé precioso le dijo a su mujer:
"Mi amor, ven aquí rápidamente! Ven a ver lo que he encontrado!"
Tal como el hada había predicho, Olentzero hizo muy felices a este hombre y a su mujer.
"Qué afortunados hemos sido!", dijo la mujer. E inmediatamente cubrieron al niño con una cálida manta, le dieron comida y lo tomaron como su hijo.
Y así fue como Olentzero llegó a crecer en aquellas maravillosas montañas, hasta que se convirtió en un fuerte, saludable y amable hombre. Sus padres estaban muy contentos y a Olentzero nunca le preocupó la extraña forma en la que sus padres le habían encontrado.
Olentzero trabajaba todos los días, de la mañana a la noche, haciendo carbón y ayudando a su anciano padre.
Después de muchos años los padres de Olentzero murieron y él se quedó muy triste y solo en la vieja casa del bosque. Los años vinieron y se fueron, y su cara comenzó a arrugarse y su cabello comenzó a ponerse blanco. El vivir solo lo entristeció aún más y se dió cuenta de que lo único que le haría más feliz sería ayudar a otras personas que lo necesitaban.
Entonces recordó que en el pueblo había una casa en la cual vivían unos niños huérfanos que subsistían gracias a las cosas que la gente del pueblo les daba. Se dió cuenta de que aquellos niños eran muy solitarios, tanto como él, y de que él podría hacer algo para que fueran un poco más felices.
Olentzero era muy inteligente y muy bueno haciendo cosas con sus manos, así que hizo algunos juguetes de madera para aquellos niños (pequeños juguetes y muñecas, que el podría llevar a los niños cuando fuera al pueblo a vender su carbón). Cuando terminó los juquetes, los puso en una gran bolsa, puso la bolsa sobre su burro, y marchó hacia el pueblo, sintiendo una gran felicidad por dentro que hacía que sus ojos brillasen con mucha fuerza.
Le tomó toda la mañana caminar a través de las montañas hasta llegar al pueblo, pero le dió igual porque estaba muy feliz, sonreía como si estuviera en un sueño, porque sabía lo felices que harían esos regalos a los niños.
Cuando los más pequeños del pueblo le vieron aparecer con esa bolsa tan grande llena de juguetes tan bonitos se pusieron locos de alegría. Abrieron sus regalos y el Olentzero se pasó la tarde jugando con ellos y contándoles las historias que había aprendido de pequeño de boca de su padre.
Los niños y niñas del pueblo se lo pasaron muy bien aquella tarde con Olentzero y después de aquel día nunca sevolvieron a sentir tan solos como antes. Olentzero se volvió muy conocido en el pueblo, y cada vez que se acercaba, era rodeado por todos los niños.
Esto se repitió muchos hermosos y felices años, hasta que un día cuando el Olentzero se dirijía al pueblo comenzó una terrible tormenta. Los fríos y fuertes vientos, y el sonido de los truenos asustaron mucho a toda la gente, especialmente a los niños. Pero Olentzero no se detuvo, ni dió marcha atrás, sino que siguió caminando hacía el pueblo. Cuando derrepente vió como un rayo alcanzó una casa, desde la que empezó a salir fuego por el tejado. Mientras que por las ventanas se asomaron unos niños asustados, gritando y pidiendo ayuda. Sin pensarlo mucho, el Olentzero entró en la casa que estaba en llamas, cubrió a los niños con una manta para protegerlos del fuego y los sacó de la casa a través de una ventana del primer piso. Pero cuando el estaba a punto de salir una de las vigas de madera cayó sobre él. El corazón de Olentzero se detuvo. La gente del pueblo lloraba viendo como la casa se consumía por las llamas y Olentzero seguía dentro. Pero en ese momento fueron sorprendidos por una luz brillante que salía de la casa.
Nadie podía ver lo que estaba ocurriendo dentro. Pero en la casa, el hada que había encontrado a Olentzero en las montañas, apareció de nuevo junto a él y comenzó a llamarlo por su nombre con su dulce voz:
"Olentzero! Olentzero!" Y le dijo: "Olentzero, tú has sido un buen hombre, lleno de fe y de buen corazón. Has dedicado tu vida a hacer cosas para los demás, y has dado hasta tu propia vida para salvar a otras personas. Por lo tanto no quiero que te mueras. Quiero que vivas para siempre. De ahora en adelante tú harás juguetes y otros regalos para los niños en este pueblo y en todos los rincones del País Vasco."
"¡Y nosotros te ayudaremos!" dijeron todos los Prakagorris, volando alrededor de Olentzero.
Y así fue como vino a pasar que, en la mitad de cada invierno, al final de cada año, Olentzero va a todos los pueblos del País Vasco repartiendo juguetes y regalos a los niños que no tienen padres ni abuelos que les hagan regalos, y a los que si, también.
Desde entonces los niños de todos los pueblos celebran la llegada de Olentzero cantando canciones y esparciendo su mensaje de amor, fuerza y coraje.
Algunas personas no creen que Olentzero realmente exista. Pero entre los vascos hay un viejo dicho: Todas las cosas que tienen un nombre existen, si nosotros creemos en ellas.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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3 comentarios:
gracias ani, es muy bonita
Hola Ani, mi nombre es Manuel Morata, acabo de ver un post tuyo en el foro de bodas en el que buscas un fotógrafo por debajo de 1000 euros.
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Gracias.
hola Ani!!
Muy linda la historia del Olentzero!!!no se... puede que esta navidad pase cerca de mi casa con algo para mis duendecillos favoritos...
Palmi
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